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La exposición a un exceso de decibelios nunca es una buena idea. La lista de consecuencias es amplia: pitidos en los oídos (acúfenos), pérdida de audición súbita, dolor de cabeza…Y ahora, un nuevo estudio ha revelado que los ruidos fuertes habituales provocan acumulación de líquido en el oído interno, lo que puede causar pérdida de audición.
Esta nueva investigación, realizada por la Universidad del Sur de California (USC) y , ha relacionado la pérdida de audición inducida por ruido con una afección conocida como hidropesía endolinfática, que causa una acumulación de líquido en el oído interno. De esta forma, el estudio, publicado en la revista ‘Frontiers in Cell and Development‘, demuestra la interrelación entre el exceso de decibelios y estas dos patologías.
Para esta investigación se utilizaron ratones, a los que se expusieron a diferentes ruidos comunes, de entre 80 y 100 decibelios. Tras la exposición, los investigadores utilizaron una técnica de imagen conocida como tomografía de coherencia óptica para medir el nivel de líquido del oído interno en la cóclea. Entonces comprobaron que cuando la exposición no superaba los 95 db, el nivel de líquido del oído interno se mantenía normal. Sin embargo, cuando el sonómetro llegaba a los 100 decibelios -que equivale a sonidos como el de un cortacésped, una motosierra o una motocicleta- los ratones desarrollaban, en cuestión de horas, una acumulación de líquido en el oído interno en cuestión de horas. Además, una semana después de estas pruebas, se comprobó que los animales habían perdido células nerviosas auditivas.
Una posible solución para solucionar la pérdida de audición inducida por ruido
El mismo equipo de la Universidad del Sur de California comprobaron que aplicando a los ratones una solución salina hipertónica, utilizada para tratar congestiones nasales en seres humanos, comprobaron que tanto la acumulación de líquido como el daño nervioso a largo plazo disminuyeron.
El autor principal del estudio, el otorrino John Oghalai, destaca que los resultados obtenidos abren una nueva ventana a la comprensión de la enfermedad de Ménière, un trastorno del oído interno que provoca vértigo, zumbidos en los oídos (tinnitus) y pérdida de audición. Según Oghalai, “anteriormente, se pensaba que la acumulación de líquido en el oído interno estaba relacionada principalmente con la enfermedad de Ménière. Este estudio indica que las personas expuestas a ruidos fuertes experimentan cambios similares”.