Temas del artículo
Ya estamos a puertas del invierno y se nota en las temperaturas. Y con el cambio de temperatura, se multiplican los resfriados, puerta de entrada para las infecciones de oído u otitis media, siendo los niños los más afectados. Aunque este tipo de otitis suelen desaparecer, hay veces en que pueden complicarse y derivar en mastoiditis, que se produce cuando la infección alcanza el hueso mastoideo.
La mastoiditis es una afección cada vez menos frecuente en niños desde la generalización de antibióticos. Se trata de una infección del hueso mastoideo, que tiene forma de panal y que puede resultar dañado cuando se infecta a causa de la otitis media aguda.
Cuando se produce una mastoidits, el principal síntoma es la aparición de un bulto rojizo y doloroso detrás de la oreja. El tratamiento, cuando se trata de una afección leve, es a base de antibióticos, casi siempre por vía oral. No obstante, cuando es más severa, puede requerirse su administración por vía intravenosa (en suero) para que los fármacos alcancen suficiente concentración en el foco de la infección. Esto significa ingreso hospitalario para administrar el tratamiento.
Solo cuando los antibióticos no surten efecto contra la mastoiditis se requiere operar al niño o niña para que salga el pus hacia fuera. Si se opera suele dejarse un drenaje para que la pus salga con más facilidad y tras unos días se cierra.
La mejor manera de prevenir y evitar la mastoiditis es, lógicamente, evitar las otitis. Para lograrlo, os compartimos una serie de consejos básicos:
¿Sabes cuál es tu sensibilidad auditiva?
¡Pon a prueba tu oído con un breve test online!