El Síndrome de Ménière: qué es y cómo tratarlo

La confirmación pública por parte de la periodista Carme Chaparro de que padece el Síndrome de Ménière ha servido para sensibilizar sobre una patología crónica del oído interno aún bastante desconocida y que afecta a tres de cada mil españoles. Esta enfermedad, que se caracteriza por provocar vértigo, pérdida de audición, sensación de presión en el oído y zumbidos, no tiene cura de momento pero existen diversos tratamientos para intentar mitigar sus efectos.

El vértigo es el síntoma principal del Síndrome de Ménière. De hecho, se trata de una patología crónica del oído interno producida por un exceso de endolinfa, líquido que llena las cavidades del oído interno, que se manifiesta con tres posibles síntomas: hipoacusia o pérdida auditiva, acúfenos -pitidos en el oído- y el citado vértigo recurrente, con sensación de giro continuo, náuseas y vómitos.

El Síndrome de Ménière suele aparecer entre los 30 y 50 años, siendo las mujeres las más afectadas. No está relacionado con ningún hábito en sí mismo, pero los expertos señalan que una dieta sin sal, café ni tóxicos como el tabaco y el alcohol puede resultar muy beneficiosa. Al respecto, el médico otorrinolaringólogo Juan Royo, especialista de la comunidad de salud auditiva Viviendo el Sonido, subraya la importancia de “hacer una buena historia clínica para diagnosticar esta enfermedad”.

¿CÓMO REDUCIR LOS EFECTOS DEL SÍNDROME DE MÉNIÈRE?

 

Esta patología no tiene cura de momento. No obstante hay diferentes elementos que se conjugan para conseguir un tratamiento que reduzca al mínimo sus efectos:

  • Reducir el estrés es importante para muchos pacientes con la enfermedad de Ménière, ya que se cree que el estrés emocional propicia los ataques. En este sentido, hacer ejercicio y mantenerse en forma es un buen consejo.
  • También se aconseja reducir el consumo de sal para no aumentar la presión del fluido en el oído interno.
  • Los medicamentos como Serc (betahistina) y Vastarel ayudan a muchos pacientes. Sin embargo, en otros casos los antihistamínicos y diuréticos son más útiles. En todo caso, siempre ha de ser el especialista quién aconseje qué fármacos tomar.
  • Para los casos en que el vértigo resulta muy difícil de tratar, se recurre al dispositivo de Meniett. Esta terapia consiste en la aplicación de presión en el oído medio para mejorar el intercambio de líquidos.
  • El tratamiento con gentamicina también suele ser eficaz. Este antibiótico se inyecta en el oído medio, anula el sentido del equilibrio del oído afectado y previene futuros ataques de vértigo. La parte negativa de esta opción es que este tratamiento se asocia con un riesgo de padecer pérdida auditiva. El doctor Royo explica que para evitar este riesgo se utilizan distintos protocolos de inyecciones seriadas a lo largo de días o semanas, para controlar el vértigo, y vigilar esta posible pérdida de audición.
  • Si ninguno de los tratamientos anteriores funciona, el paciente puede recurrir a la cirugía. Una opción es la neurectomía vestibular o sección del nervio vestibular -que suele corregir los problemas de vértigo y conservar la audición del oído afectado- y otra es la laberinctomía, que sólo se practica en caso de pérdida total de audición en el oído afectado.
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