Si tienes vértigo o de repente te sientes mareado, puede resultar muy incómodo. Los mareos son más comunes entre las personas mayores. Las mujeres se ven afectadas con mucha más frecuencia que los hombres.
El vértigo posicional paroxístico benigno es una enfermedad que no se considera grave, pero al mismo tiempo puede ser muy molesta. El vértigo es una sensación que normalmente viene acompañada de náuseas, pérdida del equilibrio (mareo) y sensación de desmayo inminente. La persona en cuestión se marea repentinamente, lo que puede resultar muy incómodo. Incluso darse la vuelta en la cama puede causar mareos, que se pueden tratar con diferentes tratamientos.
Conoce más sobre los síntomas, la duración y las terapias.
Para diagnosticar el vértigo posicional, el otorrinolaringólogo primero pregunta al paciente sobre los síntomas exactos, la duración y la frecuencia. Luego, el médico realiza una prueba, si existe la sospecha de vértigo benigno, una prueba de posicionamiento llamada Dix-Hallpike determinará el vértigo. Este método provoca e induce mareos. Además, el médico prestará atención al temblor de los ojos de la persona afectada, que suele ocurrir unos segundos después de la prueba.
Pueden ser necesarios más exámenes para identificar la causa del vértigo. Es importante saber que también pueda haber otra forma de vértigo con otra causa diferente.
El síntoma principal es el mareo. Este vértigo persiste solo unos segundos, como máximo después de un minuto vuelve a desaparecer. Además del mareo, debemos considerar otros síntomas:
El vértigo posicional benigno puede tener varias causas. La causa típica de mareo ocurre cuando las estructuras calcáreas del oído (otolitos) se desprenden del oído interno. Estas luego ingresan a los canales semicirculares del oído. El órgano de equilibrio, que está influenciado por los otolitos, se encuentra cerca del oído interno.
Si la persona en cuestión gira la cabeza en una dirección determinada, las partículas desprendidas fluyen alrededor de los canales semicirculares y provocan succión en las células sensoriales. El resultado es un mareo severo. Hay varias razones por las que los otolitos pueden desprenderse. Estas incluyen los siguientes:
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Existe la posibilidad de aliviar varios síntomas con medicamentos. Incluso los mareos en general se pueden reducir al principio con medicamentos. Lo negativo aquí es que el cerebro se ve privado de la oportunidad de adaptarse a la nueva situación. Los síntomas del vértigo se posponen y duran más. Si los síntomas son muy graves, solo una operación en el oído interno puede resultar eficaz. El vértigo posicional benigno es fácilmente tratable. En muchos casos, sin embargo, esto suelen aparecer de nuevo dentro de los 2 años.
Existen dos terapias o maniobras conocidas que tienen como objetivo contrarrestar los ataques de los mareos. El objetivo de las terapias es utilizar la gravedad para mover los otolitos desprendidos fuera del órgano de equilibrio y hacia las partes no sensibles del oído. Existen ejercicios especiales para ello, que deberían permitir que los síntomas desaparezcan en poco tiempo. Pídele a un fisioterapeuta o médico que te muestre los movimientos exactos. Es importante que los ejercicios no sustituyan a la visita al médico y sean meramente informativos.
La maniobra de Epley consta de cinco pasos diferentes. Durante el entrenamiento de posicionamiento, es importante asegurarse de que todos los movimientos de la cabeza se lleven a cabo rápidamente.
Para contrarrestar los síntomas de las náuseas durante la maniobra, es útil mantener los ojos cerrados durante el entrenamiento de posicionamiento. Para muchas personas, el uso de la maniobra conduce a la desaparición de los síntomas. Los cinco movimientos se pueden repetir varias veces al día.
Una segunda terapia de movimiento posible es la maniobra de Sémont. Aquí, el paciente se sienta en el sofá, frente al médico, de modo que sus piernas cuelgan del asiento.
Este ejercicio de terapia también se puede repetir varias veces al día. Si las terapias muestran un efecto en la persona afectada por el mareo, se pueden detener los ejercicios. Por lo general, hacer los ejercicios de 5 a 10 días es suficiente para evitar mareos.
El vértigo posicional benigno a menudo es inofensivo, pero puede ser muy incómodo y aterrador para quienes se ven afectados. El mareo generalmente se desencadena por movimientos rápidos y espasmódicos, como al agacharse, levantarse rápidamente o darse la vuelta en la cama. Para contrarrestar el mareo en sí, pueden ayudar ejercicios simples. Vemos algunos ejercicios sencillos que puedes hacer en casa todos los días:
Fijar un punto
Mientras acostado fija un punto en el techo. Puedes mantener el contacto visual y mover alternativamente la cabeza hacia la izquierda y luego hacia la derecha.
Mover un objeto
Puedes hacer este ejercicio sentado o de pie. Toma un objeto cotidiano, como un libro, y colócalo frente a ti. Luego, recójelo de nuevo y colócalo en su posición precedente. Luego, coloca el libro en un lugar diferente en el piso, alternando izquierda, derecha y frente
Levantarse
Levántate varias veces de estar sentado a estar de pie. Primero con los ojos abiertos, luego una segunda véz con los ojos cerrados. Puedes hacer el ejercicio varias veces al día.
El vértigo posicional no es una enfermedad de riesgo. Los síntomas generalmente desaparecen por sí solos en varias semanas o meses. Después de varios años, el vértigo puede volver a aparecer, incluso después de un tratamiento exitoso. Es importante consultar a un médico especialista para una completa evaluación y estudio del caso particular. Si los mareos se contrarrestan de manera oportuna y adecuada, desaparecerán rápidamente.
De todos modos, en casos raros, la enfermedad puede provocar complicaciones permanentes. Los métodos de alivio antes mencionados se pueden realizar de forma independiente en casa para contrarrestar los mareos. Sin embargo, es fundamental consultar a un otorrinolaringólogo. Los efectos secundarios pueden ser muy molestos. La persona afectada tiene que aprender a convivir con estos efectos y enfrentarlos en la vida cotidiana. Los efectos más comunes que pueden provocar en diferentes situaciones son los siguientes:
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