Cuándo me ofrecieron la posibilidad de ir a Cabo Verde y colaborar como voluntaria de GAES Solidaria, no me lo pensé, y no puedo estar más satisfecha con esa decisión. Lo vivido allí ha sido la experiencia más bonita y gratificante que he tenido. 

En el viaje tuve una mezcla de sentimientos, por un lado sentimientos de impotencia, por aquellas situaciones en las que no podías hacer nada, o por no poder ayudarlos a todos...pero sobre todo sentimientos de gratitud. Ver la sonrisa de un niño o un abuelito oyendo su nombre por primera vez, o las lágrimas de emoción de los padres cuando su pequeño vuelve la cabeza al llamarlo, es el regalo más maravilloso. 

Es increíble todo lo que se puede aprender de personas tan pobres, pero con el corazón tan rico de bondad.

Tuve la suerte, además, de contar con una audióloga local de Cabo Verde, con la que congenié desde el primer momento y que me ayudó, tanto en el idioma, como en hacer de este viaje uno mucho más increíble, si cabe. Sé que las personas que adapté se quedan en las mejores manos, sin duda, un milagro de persona.

Inmejorable, también, el equipo de médicos de la Fundación Clarós. Ayudando en todo momento y formando una gran piña.

Mil gracias GAES Solidaria por haber compartido conmigo esta preciosa experiencia.