Nadie te prepara para vivir lo que he tenido la suerte de vivir. Damos por hecho unas comodidades, que por desgracia en estos países, son difíciles de encontrar o casi inexistentes.

He llorado y he sentido impotencia, me he reído, me he mezclado con ellos, he comido lo que comían, he escuchado sus historias, he tenido abrazos de agradecimiento, de esos que te conmueven y hacen que quieras ser mejor, y esas miradas de complicidad con los niños, cuando te observan ojipláticos, esperando que formes parte de su milagro de oír.

Cada día ha sido diferente y único y la labor que hace GAES Solidaria es increíble. Es un pequeño granito de arena en un mundo lleno de necesidades, pero os aseguro que yo he estado dentro de ese grano y merece mucho la pena.

Intenté dejar lo mejor de mí y cuando volvía sentada en el asiento del avión, mirando a través de la ventana, me di cuenta de que una parte de mi alma me decía adiós desde abajo, porque había decidido quedarse con ellos.

Quiero agradecer a GAES Solidaria el haberme dado la oportunidad de viajar con ellos, Verónica, Clara y Mª José Gassó, me he sentido acompañada en todo momento.

A Janett, del servicio de audiología de Cabo Verde,  por su ternura y entusiasmo y a los miembros del Hospital que me han acogido como una más allí.

Mi experiencia en Cabo Verde ha sido maravillosa y ha supuesto un punto y aparte en mi vida. Gracias.