Hace unos años, me despertó la idea de hacer un viaje solidario. Busqué información, visité alguna ONG, pero no encontré mi hueco, no tenía muy definido qué podría yo hacer, qué aportar.

Por circunstancias, cambié de profesión, me formé como audioprotesista, y GAES me dio la oportunidad de trabajar con ellos. Además, en seguida me informaron de la labor de la Fundación GAES Solidaria, me encantó y me apunté.

En abril, por fin, viajé a Cabo Verde, con GAES Solidaria y la Fundación Clarós. Cúmulo de sensaciones, cuando me lo dijeron, no me lo creía. Según se acercaba el momento, me entraron algunos nervios. 

Ya preparando el material y con el billete en el mail, me dio el subidón y me empecé a emocionar. De nuevo nervios, interrogatorio a Nacho (mi compañero) que ya había estado. Le hice mil preguntas, que amablemente me resolvió, con cierta alegría y nostalgia al recordar su paso por allí. Pero nada como vivirlo en primera persona. Por mucho que me había descrito todo, hasta que no llegué al hospital de Praia y vi la cantidad de personas esperándonos para pasar consulta (¡un sábado!) con la esperanza de que el equipo de la fundación pudiera mejorarles su vida, con una operación, con un audífono, con una solución..., no me creí que lo estaba viviendo.

Sin apenas saludar a Yanette, la "audiologista" de allí, nos pusimos manos a la obra. Fueron unos días de ver pacientes, oídos, hacer audiometrías, y así, poder "elegir" quien necesitaba más, uno de los 20 audífonos que llevaba en esta ocasión para adaptar. 
Pensaba que esta parte, iba a ser más dura. Pero quedó totalmente nublada con la alegría de Kelly, de 9 años, a quién le caía una lágrima de la emoción al poder responder a todas las preguntas que le hacíamos, hablando desde su espalda. O Margarida Inés (con nombre de reina, como yo le decía) con 76, que estaba mustia y apagada, y volvió a su casa, en la isla de Maio, feliz y sonriente, después de haber regalado abrazos de corazón a todo el equipo de la fundación.

Ellas son sólo un ejemplo de la emoción, alegría, agradecimiento e ilusión que sintieron todas las personas a las que pude adaptar en esta misión. Con eso me quedo, y con esa buena sensación animo a tod@s los que tengan esta oportunidad, a que aprovechen la ocasión.

Gracias, gracias y más gracias, a GAES, GAES SOLIDARIA, y tod@s los responsables que han hecho posible que yo haya vivido esta experiencia.