Los audífonos son instrumentos indispensables que, sin ninguna duda, mejoran nuestra calidad de vida. Sin embargo, la utilización de los audífonos puede tener efectos colaterales, como alergias, infecciones e irritaciones. Naturalmente, si los audífonos se usan de manera incorrecta y no se adoptan las precauciones necesarias, es más probable que se produzcan consecuencias indeseables. Veamos cuáles son y cómo prevenir esta situación.
El audífono es un cuerpo extraño que debe estar en contacto con el oído durante todo el periodo de utilización. Esto puede generar problemas, como otitis y, a veces, también otomicosis (infecciones fúngicas que afectan al conducto auditivo). Por lo tanto, si la piel es muy sensible o se sufre de alergias cutáneas, es conveniente comunicarlo al audioprotesista en el momento de la compra de un audífono. Los dispositivos GAES están realizados con materiales cuidadosamente probados y certificados para reducir al mínimo la posibilidad de reacciones alérgicas.
Una infección en el oído puede ser muy dolorosa y, a menudo, acompañarse de fiebre, náuseas y vómitos. Además, la acumulación de líquido y de moco en el oído a causa de la infección puede impedir el paso de los sonidos, provocando la pérdida auditiva. Para evitar todo esto, si se produce una reacción alérgica, se aconseja no limpiar los oídos con bastoncitos de algodón ni otros objetos que puedan crear pequeños traumas. Se recomienda mantener los oídos secos y limpios, extraer cualquier tapón de cera, quitar los tapones para los oídos, así como pendientes y audífonos.
Quien padece determinadas alergias debe prestar especial atención a la elección del audífono más adecuado. Es necesario controlar de manera precisa los materiales con que está fabricado el dispositivo, que deben estar probados y certificados. Además, es aconsejable dirigirse siempre a un especialista que pueda indicar la mejor solución según las necesidades de quien debe llevar el audífono.