El transporte aéreo se realiza a gran altitud, normalmente a unos 10.000 metros. A mayor altitud, la presión del aire disminuye, lo que puede causar problemas de oído.
El motivo es que dentro del oído medio la presión suele ser igual a la del oído externo. Y cuando la presión de la cabina baja repentinamente, se crea una diferencia de presión entre el oído medio y el externo. Esta diferencia bloquea la trompa de Eustaquio y puede causar la sensación de oído taponado.
El dolor de oídos en un avión puede ocurrir especialmente durante el despegue o el aterrizaje. En estos casos, normalmente se experimenta una sensación de 'oído taponado' y los sonidos se amortiguan. También se pueden sentir pitidos o zumbidos (acúfenos) y dolores más o menos intensos. Esa sensación, que comúnmente llamamos "oídos tapados", se define como barotrauma en términos médicos.
El mecanismo que genera el dolor de oídos está relacionado con la presión del aire dentro de la cabina del avión, que aumenta rápidamente sin que la trompa de Eustaquio, el pequeño conducto que conecta el oído medio con la nariz, pueda reaccionar eficazmente a este cambio brusco de presión. La consecuencia es una retracción de la membrana timpánica y el consiguiente silbido y dolor.
En condiciones normales, la presión a ambos lados del tímpano (la parte hacia el pabellón auricular corresponde a la presión externa y la parte hacia el oído medio corresponde a la presión del aire en el interior del oído) es la misma. Este equilibrio se mantiene gracias a la acción de la trompa de Eustaquio, que se abre 3-4 veces por minuto (por ejemplo, al bostezar o tragar), permitiendo el paso del aire.
Los cambios bruscos de la presión atmosférica pueden crear un desequilibrio que provoque un aumento de la presión en la membrana timpánica. Eso explica el dolor y otros síntomas relacionados.
El riesgo puede reducirse con acciones que faciliten la apertura de la trompa de Eustaquio, como:
El uso de tapones durante los viajes en avión es una práctica excelente para evitar las molestias causadas por las variaciones de presión.
Los tapones no sólo protegen la audición de una presión excesiva sobre el oído, sino que también ayudan a compensar mejor estas diferencias de presión atmosférica. Esto reduce la sensación de dolor en los oídos durante el despegue y el aterrizaje, garantizando así un viaje más cómodo.
También hay muchas maniobras que pueden ser eficaces para compensar la presión interna, como:
También es eficaz el uso del Otovent, un globo especial con una boquilla nasal que puede adquirirse en farmacias. Su funcionamiento es el siguiente: introducimos la boquilla en una fosa nasal y, manteniendo la otra fosa tapada, intentamos inflar el globo. Cuando el globo está inflado como una naranja grande, intentamos tragar saliva con la boca cerrada y la nariz tapada. De este modo, el aire del interior del globo, que tiene una cierta presión, abre la trompa de Eustaquio y restablece la presión interna, que pasa a ser igual a la presión externa. La operación se realiza desde ambos lados, hasta que se oye el chasquido liberador.
Los mismos síntomas que se sienten durante el vuelo pueden producirse, aunque a menudo de forma más leve, al ascender o descender de una montaña.
Sí que podemos viajar en avión cuando estamos resfriados. Es necesario repetir que, durante un vuelo, los oídos pueden taponarse debido a las variaciones de presión, y este problema puede acentuarse si está resfriado o tiene congestión nasal. La explicación es que un resfriado provoca inflamación y producción de mucosidad en las vías respiratorias, lo que dificulta el paso del aire a través de las trompas de Eustaquio y la regulación de la presión en el oído medio.
Es importante distinguir entre los oídos taponados debidos a cambios de presión y los relacionados con un resfriado, que es una infección vírica de las vías respiratorias. Si los oídos siguen taponados después de volar o van acompañados de otros síntomas, es aconsejable consultar a un médico para que los evalúe.
A los niños también se les taponan los oídos durante los vuelos, sobre todo si no respiran bien porque tienen adenoides o están resfriados. Para evitar molestias y dolor es importante intentar mantenerlos despiertos durante el despegue y el aterrizaje. Un bombón o una piruleta pueden animarles a tragar con frecuencia. Para los niños pequeños se puede utilizar un chupete o pueden beber agua o leche de un biberón.
Es buena idea que el pediatra recomiende un spray nasal descongestionante o gotas para los oídos. Estas pueden ser muy útiles durante el vuelo, sobre todo si el niño tiene problemas de catarro.