¿Por qué un mismo especialista para tratar el oído, la nariz y la garganta? Ésta es una pregunta muy común y la respuesta es sencilla: por la conexión que une a estas tres partes del cuerpo, lo que provoca que, a menudo, problemas que afectan a una área pueden repercutir en la salud de las otras dos. El oído y la garganta se comunican a través de la trompa de Eustaquio, un conducto de entre 3,5 y 4 cm de largo que conecta la garganta con el oído medio y cuya función es impedir las secreciones que pudieran estar infectadas desde la rinofaringe hasta el oído medio.

La visita al otorrinolaringólogo tiene como objetivo identificar las patologías que afecten a los oídos, nariz y garganta y otras estructuras que pertenecen a la zona de la cabeza y el cuello. La visita al otorrinolaringólogo no requiere una preparación especial por parte de la persona que debe someterse a un examen. El primer momento ciertamente está dirigido a la recopilación de los síntomas que se quejan y el momento de aparición, el estado general de salud, patologías concomitantes con el posible uso de drogas, estilo de vida. Después de esta primera fase, pasamos al examen objetivo con una visión directa, en lo posible, del área a investigar y maniobras o investigaciones instrumentales diseñadas para brindar mayor información. Un examen con el otorrinolaringólogo generalmente consiste en:

• Observación del pabellón auricular y otoscopia: la inspección del oído externo y el tímpano a través de un otoscopio u otomicroscopio resalta cualquier anomalía del canal auditivo y la membrana del tímpano. A menudo, el especialista puede limpiar los oídos con un lavado de oídos para eliminar un tapón de cera, una fuente de sensación de oído cerrado, pérdida de audición y tinnitus.
• Palpación de cuello y glándulas parótidas con el fin de excluir o resaltar la presencia de hinchazones y / o neoformaciones.
  
• Inspección de la nariz y sus cavidades (rinoscopia o fibroscopia) a través del rinoscopio o espéculo nasal, un instrumento que abre las fosas nasales y mediante una fuente de luz permite explorar las partes más profundas
  
• Observación de la cavidad bucal y la garganta. Cuando sea necesario, el examen se puede realizar mediante el uso del fibroscopio, un sistema de fibra óptica que envía imágenes ampliadas de los órganos inspeccionados a un monitor.
  

Una vez que se hayan completado todas estas comprobaciones, el otorrino puede indicar un diagnóstico inicial con una posible terapia o recomendar más investigaciones como:

• Prueba audiométrica, necesaria para evaluar la capacidad auditiva (presencia de alguna pérdida auditiva o hipoacusia). La audiometría se divide en tonal (percepción de tonos puros con diferente intensidad y frecuencia) y vocal (comprensión de listas de palabras en diferentes intensidades).
  
• Impedanciometria, que evalúa el estado del tímpano y el oído medio (timpanograma) y los reflejos estapediales (contracción de un pequeño músculo del oído tras un estímulo de alta intensidad).
  
• Pruebas vestibulares, necesarias para evaluar la funcionalidad del órgano del equilibrio.
  

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