La cámara hiperbárica es un entorno presurizado donde la presión del aire puede ser hasta tres veces superior a la atmosférica. En este entorno es en el que se lleva a cabo la oxigenoterapia hiperbárica, una terapia médica utilizada para tratar diversas enfermedades.
La cámara hiperbárica puede ser monoplaza, permitiendo el acceso a un solo paciente a la vez, o multiplaza, pudiendo albergar a varios pacientes simultáneamente.
La cámara multiplaza suele constar de dos secciones conectadas por micrófonos y cámaras: la cámara de tratamiento, donde se lleva a cabo la terapia, y la cámara de transferencia, reservada al personal médico. Por otro lado, la cámara hiperbárica portátil es una estructura ligera diseñada para emergencias. Esta cámara portátil se infla y presuriza mediante bombas manuales o automáticas.
La oxigenoterapia hiperbárica es una terapia médica que consiste en la administración de oxígeno al 100% por inhalación a una presión superior a la ambiental. Esta condición particular aumenta los niveles de oxígeno disuelto en la sangre y mejora su distribución en los tejidos. Por lo tanto, esta terapia está indicada cuando hay una falta de oxigenación, que puede deberse a diversos motivos.
Una sesión en una cámara hiperbárica consta generalmente de tres fases:
Durante estas fases, el personal médico instruye a los pacientes sobre los procedimientos, indicando cuándo respirar libremente y cuándo hacerlo a través de una máscara de oxígeno.
Los acúfenos y la pérdida auditiva son problemas auditivos que pueden tratarse en una cámara hiperbárica. De hecho, la mayoría de los casos de pérdida de audición súbita están relacionados con patologías de la microcirculación que provocan hipoxia en las estructuras cocleares. La oxigenoterapia hiperbárica aumenta la presión parcial de oxígeno en la sangre y en los fluidos del oído interno, lo que favorece el aporte de oxígeno a las células de las estructuras cocleares y vestibulares.
Este tipo de terapia solo es aconsejable si se ha descartado la presencia de disventilación del oído medio y fístulas laberínticas. El tratamiento debe iniciarse lo antes posible tras la pérdida auditiva y puede combinarse con terapia farmacológica.
La oxigenoterapia en cámara hiperbárica se utiliza para tratar una variedad de afecciones médicas, incluyendo:
Los riesgos asociados con la oxigenoterapia hiperbárica están relacionados con la presión y con el oxígeno en cantidades elevadas. Los cambios de presión puede causar molestias en los oídos, perforación del tímpano, barotrauma pulmonar y dolor en los senos nasales y paranasales. Por otro lado, el oxígeno en altas concentraciones puede provocar pérdida temporal de visión y ataques epilépticos.
El oxígeno es un gas altamente inflamable, por lo que en una cámara hiperbárica siempre se toman estrictas precauciones para evitar reacciones incendiarias. En este sentido, está absolutamente prohibido introducir aparatos electrónicos, audífonos, materiales inflamables, objetos metálicos, recipientes herméticamente cerrados y tejidos sintéticos.
Existen también contraindicaciones que impiden sin matices el acceso a la cámara hiperbárica. Entre ellas se encuentran ciertas patologías como el neumotórax y el enfisema bulloso, la tuberculosis cavitaria en fase activa, los quistes hidatídicos (equinococosis), la epilepsia en fase aguda y la claustrofobia.
Otra contraindicación es la ingesta continua de ciertos fármacos, como doxorrubicina, disulfiram, cisplatino y acetato de mafenida. En estos casos, el tratamiento farmacológico debe interrumpirse al menos 7-14 días antes de iniciar la terapia hiperbárica.