La pérdida auditiva del anciano.

En ocasiones, nuestros progenitores comienzan a quejarse de que no entienden a sus amigos, hijos, nietos. O suben el volumen del televisor. Otras veces observamos como se tornan más retraídos o solitarios. No participan en las conversaciones.
Lo más probable es que estén perdiendo audición.
Es importante acudir al especialista y, si es necesario, poner remedio a la pérdida auditiva.
Unos audífonos bien adaptados conseguirán que la persona vuelva a ser como antes.