Tratar la sordera brusca.

Llamamos sordera brusca a una hipoacusia de tipo neurosensorial, de aparición súbita o rápida (menos de 72 horas), de origen no evidente, que fue descrita por primera vez en 1944.

Después de todos estos años seguimos sin poder resolver el origen y los mecanismos fisiopatológicos de esta enfermedad, lo que nos lleva a una consecuencia obvia: Seguimos sin hallar un tratamiento efectivo en un alto porcentaje de casos.

Las teorías etiológicas y etiopatogénicas son diversas, y también los tratamientos propuestos: Vasodilatadores, antiinflamatorios, antivirales, carbógeno inhalado, cámara hiperbárica, etc. Pero ninguno de ellos, aislado o en asociación, ha demostrado una efectividad alta.

En los últimos años se ha iniciado el tratamiento con corticoides (dexametasona o metilprednisolona) en inyección intratimpánica, con resultados esperanzadores.

Cuando se padece una sordera brusca es importante acudir pronto al especialista, comenzar el tratamiento precozmente, y no descartar los tratamientos más avanzados. La recuperación es posible.