Niños con pérdida auditiva leve.

Según el grado de pérdida auditiva, clasificamos las hipoacusias en leves, moderadas, severas y profundas.

Las mayores pérdidas de audición son menos frecuentes pero más incapacitantes para la normal relación del niño con pérdida de audición y su entorno familiar y escolar.

A mayor pérdida, mayores son las necesidades del niño para su desarrollo normal en el entorno escolar.

Por el contrario, los niños con pérdidas de audición leves, entre 20 y 40 dB de pérdida en las frecuencias conversacionales, son capaces de realizar las actividades habituales en el aula, y de incorporar el lenguaje por vía auditiva,  aunque tienen algunas limitaciones para percibir el lenguaje en algunas situaciones, lo que puede provocar, sobre todo en los primeros años de la infancia, algunas dificultades en el desarrollo del habla e incluso en el desarrollo del lenguaje.

Pueden responder perfectamente a preguntas formuladas a poca distancia y parecen oír correctamente, pero sin embargo suelen tener dificultades para seguir bien las explicaciones generales del profesor en el aula.

Además, si se les habla en voz baja, o si hay ruido ambiente, o si se trata de palabras desconocidas, pueden tener dificultades para oír y entender con claridad, y pueden confundir las palabras modificando el contenido del mensaje.

La sospecha de que un niño padece hipoacusia leve no es fácil, y en muchas ocasiones podemos confundir su deficiencia auditiva, con un problema de déficit de atención, o de otra alteración del comportamiento.

Es importante estar atentos a este tipo de comportamientos, y si sospechamos una posible hipoacusia, enviar al niño al especialista para un estudio de su audición.