Prevenir antes que curar.

Ya sabemos que en nuestra cultura proliferan los refranes. Y que muchos de ellos tienen sobradas razones en lo que exponen.

El refrán que sirve de título a nuestro artículo, parece estar lleno de lógica sabiduría popular. Más vale no caer enfermo que tener que curar la enfermedad.

Pero este refrán adquiere su máximo exponente cuando se trata de prevenir enfermedades o discapacidades que, una vez se han producido, ya no tienen cura posible.

En el caso de la pérdida auditiva por ruido, ya sea de origen laboral, o festivo, o simplemente por el ruido al que estamos sometidos en la vida cotidiana, debemos tener presente que, una vez instaurada la pérdida de audición, la recuperación ya no se produce.

Por eso es tan importante, e insistimos tanto los profesionales en la necesidad de protegerse de los ruidos fuertes, de prevenir la pérdida de audición producida por el ruido, ya que una vez que la prevención no ha funcionado, el tratamiento, la cura de la discapacidad ya no será posible si no es mediante la utilización de ayudas auditivas, audífonos, etc.

Prevenir la exposición al ruido mediante las distintas medidas que podamos adoptar será el mejor remedio para evitar futuras discapacidades.