Tráfico y ruido.

Aproximadamente el 70% del ruido generado en las ciudades es originado por el tráfico.

Y la mayor parte de ese ruido es responsabilidad del tráfico privado, de los coches particulares, si lo consideramos por número de personas que se desplazan; ya que en términos absolutos son más ruidosos los autobuses o tranvías.

Desde hace tiempo la concienciación de la población es mayor ante este problema, y a ello ayudan las recomendaciones de asociaciones ecologistas, y las nuevas normativas e infraestructuras viarias de los diferentes ayuntamientos.

En las ciudades actuales:
  • Se utiliza más el trasporte colectivo.
  • Se ha facilitado el uso de la bicicleta, mediante campañas, ampliando los kilómetros de carriles bici, o facilitando el uso de bicis en alquiler, etc.
  • Se han "humanizado" los centros urbanos, con zonas peatonales, o exclusivas para el trasporte público.
  • Se han creado cinturones exteriores para descongestionar de tráfico el centro urbano.

Pero a pesar de ello, el ruido sigue siendo un problema de primera magnitud en las ciudades modernas. Y además de otras medidas anti ruido que se pueden tomar en otros ámbitos de la sociedad urbana, como el ocio, las fiestas en la calle, las obras, la industria, etc., en lo que respecta al tráfico, que es lo que nos ocupa hoy, hay otras medidas que se pueden realizar para disminuir el ruido, como actuar en las infraestructuras de las calzadas:

  • Utilizando pavimentos de baja sonoridad.
  • Evitando adoquinados y similares.
  • Minimizando los obstáculos trasversales en la calzada, que tanto ruido provocan al pasar los vehículos por encima, como raíles de tranvía, separadores de carriles sobreelevados, etc. Estos obstáculos trasversales, además de aumentar el nivel de ruido, provocan un ruido rítmico y machacón que puede resultar tremendamente estresante al que lo sufre.