El problema del ruido.

"España es el segundo país más ruidoso del mundo, después de Japón". Esta afirmación, realizada a partir de un estudio de la Organización Mundial de la Salud, de hace no pocos años, es rebatida por más de un detractor que opina que, tras la aplicación de nuevas normas de la legislación de ayuntamientos, comunidades autónomas y el propio Estado Español, que ha adaptado su legislación a las recomendaciones europeas, piensa que hemos descendido en el ranking de países ruidosos..

Desde aquí no me atrevo a ser categórico en si es verdad o no dicha afirmación, pero si estoy seguro de que, aunque no seamos el 2º, lo mejor es actuar como si fueramos el 1º. Es decir, no debemos descansar en la lucha contra el ruido y sus efectos.

El problema sigue siendo grave a pesar de la legislación existente. Lo importante es la concienciación de las personas y el cumplimiento de las normas.

Según la  OCDE, (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), 9 millones de españoles están sometidos a un nivel de ruido mayor de 65 dB (A), y en cuanto al ambiente laboral, según FREMAP, (Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales), en España existen cuatro millones de personas que trabajan en entornos con unos niveles de ruido superiores a los 85 decibelios.

Es importante que sepamos y tomemos conciencia de que, desde el punto de vista medioambiental, el ruido más importante que sufrimos los españoles en las grandes ciudades, es el del tráfico, aunque no debemos olvidar que el más molesto, sin duda por el horario, sea el producido por el ocio nocturno.