La otitis serosa en los niños. Tan frecuente y tan poco conocida.

La otitis serosa, otitis seromucosa, u otitis media secretora, por definición, es una otitis que se presenta sin signos de infección aguda.

Es una enfermedad muy frecuente en los niños, sobre todo en el periodo invernal, generalmente autolimitada en el tiempo, es decir, que suele ceder de manera espontanea en pocos meses, por lo que raramente requiere tratamiento médico.

Según los estudios realizados en grandes series de pacientes, los antibióticos y los corticoides han mostrado beneficios ligeros y transitorios, por lo que habitualmente no se recomiendan. El resto de los tratamientos, antihistamínicos, descongestionantes, mucolíticos, etc. no han probado ser eficaces. Parece ser, por tanto, que la opción más recomendable es la llamada "espera vigilada", con un adecuado seguimiento del niño.

Recomiendan derivar al especialista únicamente los casos en los que la otitis serosa persista más de 3 meses, o cuando se sospeche pérdida auditiva o retraso en el lenguaje o en el desarrollo, o aparezcan otros signos o síntomas que puedan hacernos sospechar otras patologías.

En estos casos, es posible que el otorrino considere necesario un tratamiento quirúrgico mediante paracentesis (incisión en el tímpano) y colocación de un drenaje transtimpánico (DTT).

Sin embargo, en muchas ocasiones, el pediatra o el otorrino te dirá que tu hijo tiene otitis serosa y le pautará un tratamiento. Con antibióticos, o corticoides, antihistamínicos, etc.

¿Por qué?. En muchas ocasiones la otitis serosa se asocia con otras patologías que mejorarán con dichos tratamientos, y que pueden ayudar a evitar las posibles complicaciones o secuelas.