Sordera y diabetes.

Ya es conocido desde hace tiempo, y en alguna ocasión hemos hablado sobre ello, que las personas que padecen diabetes tienen mayor pérdida auditiva que los que no la padecen.
Se atribuye, sobre todo, a la afectación de los vasos sanguíneos y de los nervios periféricos que produce la diabetes. Se trata de una pérdida auditiva perceptiva o neurosensorial, es decir, por afectación del oído interno o de la vía auditiva. El tratamiento, además del control de la diabetes, se basa en la utilización de prótesis auditivas.
Pero además existen síndromes hereditarios que asocian diabetes y sordera.
Entre ellos se conoce uno que se trasmite por vía materna, por la llamada herencia mitocondrial. Suele aparecer en adultos jóvenes, comenzando primero la sordera y más tarde la diabetes. Representa entre el 0,2 y el 3% de todos los casos de diabetes. La sordera es neurosensorial, bilateral y progresiva con predominio de las frecuencias agudas.
Otro síndrome hereditario, con herencia autosómica recesiva, es el llamado síndrome de Wolfram. Por el tipo de herencia, los padres deben ser portadores, pero pueden no estar afectados por el síndrome. Suele producir diabetes, sordera y problemas de visión.
Normalmente los afectados son diabéticos, con necesidad de insulina desde la primera década de vida, tienen sed constantemente y pérdida progresiva de visión y audición, e incluso también hay pérdida del olfato.
La existencia de estos y otros síndromes hereditarios que asocian sordera y otras alteraciones hacen muy conveniente la realización de un estudio genético cuando no estén claras las causas de la pérdida auditiva.