Protegerse del ruido. También de la música alta.

Es suficientemente conocido que la exposición a ruido intenso puede provocar una pérdida de la capacidad auditiva, de forma temporal o, incluso permanente. También las personas que trabajan en lugares de ocio ruidosos, como discotecas, bares de copas o conciertos, suelen experimentar una pérdida auditiva temporal al finalizar su jornada laboral. En estos casos la audición se recupera al cabo de unas horas de haber cesado la exposición, pero si ésta se prolonga durante varios años puede acabar originando una pérdida auditiva irreversible. Pero además, esta pérdida auditiva permanente también puede aparecer de forma inmediata por la exposición a picos de sonido superiores a 140 dB, algo que puede ocurrir con más frecuencia en ambientes de música y ocio que en entornos industriales, por existir un menor control.
Sea cual sea el origen del ruido, el daño dependerá del nivel de ruido, de las horas de exposición y de la susceptibilidad individual de cada persona.
Pero no solo nos debe preocupar la pérdida auditiva. Se producen otros daños relacionados con la música que afectan al sistema auditivo:
  • Los acúfenos o pitidos, que suelen ser temporales pero pueden ser permanentes.
  • Hiperacusia: Aumento de la sensibilidad para sonidos fuertes, incluso intolerancia a los sonidos normales del ambiente.
  • Distorsión de los sonidos.
Por supuesto que los daños auditivos afectan a la calidad de vida de cualquier persona, pero esto es especialmente importante en el caso de las personas que necesitan sus oídos en su trabajo, como músicos, técnicos de sonido, etc.