La sordera súbita.

Se define la sordera súbita como una hipoacusia de tipo neurosensorial, de al menos 30 decibelios en tres frecuencias consecutivas, que aparece en menos de 72 horas. Se describió por primera vez en 1944, aunque, desde entonces, se han propugnado diversas definiciones, se han aventurado distintas causas, y se han probado multitud de protocolos de tratamiento.
Tiene una incidencia muy variable según los diversos autores que se consulten. Desde 5 a 160 casos por cada 100.000 habitantes y año.
Hasta el 70% de los casos acaban siendo sorderas súbitas idiopáticas, es decir, de origen desconocido. En el 30% restante se consigue encontrar una causa de la pérdida auditiva.
Se han propuesto y utilizado distintos tratamientos durante muchos años: antivirales, vasodilatadores, carbógeno inhalado, corticoides intravenosos u orales, etc.
En los últimos consensos de tratamiento parece quedar claro que el único tratamiento que ha demostrado efectividad son los corticoides, ya sea por vía oral, intravenoso o en inyección intratimpánica.
Lo que si está claro es la conveniencia de acudir pronto al especialista y comenzar el tratamiento de manera precoz.