Otitis y pérdida de audición.

Una otitis muy frecuente, sobre todo en los niños, es la otitis media secretora, otitis serosa u otitis seromucosa.
Consiste en la presencia de moco en el oído medio, producido habitualmente por una deficiente ventilación del oído debido a la disfunción de la trompa de Eustaquio, que comunica el oído medio con la nariz, y se encarga de mantener el oído ventilado.
Esta alteración, muy frecuente en los niños por la anatomía del cráneo infantil, y por los procesos catarrales propios de la infancia, suele producir una pérdida auditiva moderada, de tipo trasmisivo, por la dificultad de paso de la onda sonora a través de un oído medio lleno de líquido, y además, en ocasiones, facilita la aparición de otitis medias agudas supuradas, por infección en el moco acumulado.
Se trata de una afección típicamente invernal, y en un alto porcentaje de las ocasiones se cura espontáneamente, sobre todo con la llegada del buen tiempo.
Cuando su duración se prolonga, y produce pérdida de audición y/o infecciones repetidas, puede ser necesario realizar un tratamiento quirúrgico, mediante la colocación de un drenaje transtimpánico, que servirá para evacuar el moco, ventilar el oído, y evitar las complicaciones.