Presbiacusia y presbicia.

Con el paso de los años, nuestros sentidos, como el resto de las funciones de nuestro organismo, sufren un lógico desgaste o deterioro.
A partir de cierta edad, mas pronto o más tarde, según cada persona, la vista y el oído sufren cambios.
En el caso de la vista aparece la llamada "vista cansada" o presbicia. Nuestros ojos comienzan a tener dificultad para ver los objetos cercanos. Sobre todo lo notamos al leer y escribir. Pocos dudan en tomar medidas correctoras para evitar este problema. Más pronto que tarde nos adaptamos unas gafas de "lectura" para volver a realizar nuestras actividades cotidianas sin dificultad, y seguir en correcto contacto con nuestro entorno (periódicos, móviles, etiquetas). Son muchas las ocasiones en las que echaríamos en falta las gafas.
En el caso del oído el equivalente a la vista cansada es la presbiacusia. Pero la dificultad que aparece es la de comunicarse con el resto de las personas. Seguimos oyendo bien los ruidos, pero no entendemos bien a las personas. Sobre todo en las reuniones familiares o de amigos.
Y en demasiadas ocasiones las personas se aislan progresivamente en vez de tomar soluciones y adaptar unos audífonos pronto, como las gafas.
Las consecuencias pueden ser varias. Podemos sufrir aislamiento social, malos entendidos, posibles situaciones comprometidas, etc.
Pero además, cuanto más tardemos en poner solución más le costará a nuestro cerebro adaptarse a volver a oír correctamente.
Lo aconsejable es revisar nuestra audición periódicamente, sobre todo a partir de cierta edad. Y cuando notamos que nuestra audición no es como antes, lo mejor es acudir al especialista para una revisión auditiva.