Las otitis invernales.

En verano las otitis más frecuentes son las externas difusas agudas, también llamadas otitis del bañista o del surfista, etc. Estas otitis externas afectan al conducto auditivo, y producen inflamación de sus paredes, otorrea o supuración y un intenso dolor. El edema de las paredes del conducto produce un cierre casi completo de éste, impidiendo ver la membrana timpánica. Otro signo definitorio de otitis externa es el dolor intenso al tocar el trago, pequeño cartílago delante de la entrada del conducto auditivo.
Aunque sean típicamente veraniegas, no debemos olvidarnos de ellas en invierno.
Pero las otitis frecuentes en invierno son las otitis medias agudas. Infección del oído medio que, en muchas ocasiones, acompaña a los procesos catarrales o gripales.
Produce dolor de oído, sensación de taponamiento, acúfenos e hipoacusia y, en ocasiones, otorrea o salida de pus y a veces algo de sangre del oído, que preceden a la desaparición del dolor. En los más pequeños suele producir fiebre.
Ante estos síntomas es conveniente acudir al médico e iniciar un tratamiento cuanto antes, para evitar complicaciones y/o secuelas.