Acúfenos por ruido.

Cuando hablamos del trauma acústico, solemos centrarnos en la pérdida auditiva que se produce por exposición al ruido.
Es importante distinguir el trauma acústico agudo, del crónico o hipoacusia por exposición prolongada al ruido.
En el primer caso, el cuadro se produce por una exposición única, repentina y de corta duración, unos 0,2 segundos, a un ruido que excede los 140 decibelios. Suele producir una hipoacusia neurosensorial o mixta y uni o bilateral, según la exposición de uno o los dos oídos.
En el segundo caso hablamos, sobre todo, de la hipoacusia por exposición prolongada a ruido en el ambiente laboral, aunque en la actualidad estemos ante un aumento de este tipo de hipoacusia por exposición a sonidos a alto volumen por un tiempo prolongado durante muchas actividades de la vida diaria, incluido el ocio. Se trata de una hipoacusia neurosensorial progresiva bilateral y simétrica habitualmente.
 
Pero es importante no olvidarnos que en ambos casos es muy frecuente que se asocie con acúfenos, que en muchas ocasiones es el síntoma que más perturba la salud y la vida del paciente.
En el caso del trauma acústico agudo suele ser un acúfeno uni o bilateral, intenso, repentino, que en muchas ocasiones desaparece en unas horas, días o semanas, pero que en algunas ocasiones puede llegar a ser permanente.
En la hipoacusia por exposición prolongada a ruido ocurre que, en muchas ocasiones, el acúfeno es el primer síntoma que aqueja el paciente, antes de notar la pérdida de audición, que suele comenzar en frecuencias agudas (4000 Hercios), y que es asintomática.