Picor de oído.

El prurito o picor de oído es un síntoma que padecen muchas personas. De hecho es uno de los síntomas por el que muchos pacientes acuden al otorrino.
Aún así, hay personas que lo padecen "desde siempre", y lo combaten con medios propios, sin buscar el consejo de un profesional.
La inmensa mayoría de las ocasiones el prurito se produce por la dermatitis de la piel del conducto auditivo externo, el llamado eccema de oído.
Pero el picor hace que muchas personas que lo padecen traten de aliviarlo con maniobras instrumentales de rascado. Ya sea con bastoncillos de algodón, en el mejor de los casos, o con instrumentos de otro tipo, como horquillas, agujas, y otros instrumentos metálicos o similares.
Estas maniobras de rascado, como mínimo, producirán el acúmulo de cerumen en el fondo del conducto, y la formación de un tapón de cerumen.
Pero en muchas ocasiones también producirán erosiones o escoriaciones y otras lesiones en la piel del conducto que pueden condicionar la aparición de una infección bacteriana o por hongos, la otitis externa, muy dolorosa casi siempre.
Las maniobras instrumentales en el interior del conducto auditivo resultan peligrosas si se realizan sin ver lo que estamos haciendo. La piel del conducto es delicada y frágil ante las agresiones externas, y existe incluso la posibilidad de dañar el tímpano produciendo una perforación timpánica traumática.
En resumen, es aconsejable acudir al especialista para diagnóstico y consejo terapéutico.
El uso de gotas de aceites esenciales, o de corticoides, etc... puede ser beneficioso.