La familia, Y/o el entorno más cercano de la persona que padece la pérdida auditiva, será clave para su aceptación. Hablar sin complejos, abiertamente, de lo que supone para la persona que lo padece, y entre todos aportar su dosis de ayuda. La persona que lo padece, comparte sus inquietudes, temores y logros y así todos pueden ir en una misma dirección hacía la normalización de esta situación. Con la comprensión, respeto y ayudas técnicas necesarias para cada caso.
Comentarios
Mónica López
Yo creo que el problema está cuando la propia persona no quiere aceptar el problema. Mi madre está diagnosticada de pérdida de audición muy alta en uno de los dos oídos y es imposible convencerla de que tome medidas. Lo que hace es adaptar su comportamiento a su pérdida (cambiar de sitio para escuchar mejor, ....), de momento esto le funciona. Pero me preocupa si su pérdida va a más.
Gisela Petit
Hola Mónica, Totalmente de acuerdo. La clave está en que uno mismo lo acepte, como en casi todo, si tu no lo ves...por mucho que te diga el entorno, no hay manera, al contrario puede conseguirse el efecto contrario. Si la reacción de ella es lógica se adapta a la situación en función de su discapacidad, pero lo que ocurre que con el tiempo se va acumulando una angustia y una inseguridad, que puede acabar en fustración, cuando aquella medida que ella toma para oír, a pesar de su perdida no le funciona, desconfia, y le provoca más inseguridad, otro tema importante es la dependencia afectica y emocional, que a veces puede acabar en chantaje emocional, la persona con perdida pide ayuda, de manera sutil, y espera que los que lo quieren, así lo hagan, provocando una situación de acomodamiento. Si el familiar o amigo se niega, la persona lo interpreta como que no lo quiere ayudar. La forma más sana, es resolver el problema, que hoy en dia es perfectamente posible, ya así recuperar la confianza en ella misma y no depender de los demás.
Espero haber sido de ayuda
Saludos
Gisela
Leticia Benitez Quintanilla
Por mucho que una persona niegue la evidencia, la familia es quien tiene que abrirle los ojos. Nunca harán caso a especialistas, y puede que sí a una charla amistosa sin ánimo de discriminarla. Con mi abuela conseguimos que tras muchos años negándolo, aceptara su pérdida auditiva e incluso se convenciera de usar un audífono