Acúfenos. Causas. Consecuencias.

Casi todo el mundo hemos sufrido alguna vez acúfenos, casi siempre por muy cortos periodos de tiempo, segundos o minutos. Es tan frecuente que incluso hay una antigua leyenda que asegura que, cuando te pitan los oídos es que hablan de ti. Si es el oído derecho hablan bien, y si es el izquierdo alguien te está criticando.
Por supuesto es una falsa leyenda que plasmo aquí como ejemplo de lo habitual que es padecer acúfenos esporádicos.
El problema surge cuando el acúfeno se convierte en permanente. Hasta un 5% de la población tiene pitidos permanentes, en uno o en los dos oídos. Y de estos pacientes, hasta el 50% sufren alteraciones emocionales del tipo ansiedad-depresión y/o estrés.
Y además es una situación que, en muchas ocasiones, forma un círculo de causa-efecto, donde el acúfeno puede producir la alteración emocional, y también la ansiedad, el estrés, etc. puede producir o agravar el acúfeno.
En la mayor parte de las ocasiones los acúfenos de reciente aparición acaban desapareciendo. Ruidos producidos por problemas de cerumen, cuerpos extraños en el oído, otitis agudas, tubaritis, resfriados, exposición puntual a ruidos fuertes, como conciertos, discotecas, etc.
Suelen ser acúfenos temporales que acaban desapareciendo, pero que, si provocan ansiedad en el paciente, es más probable que le hagan vivir una situación angustiosa que hace que se prolongue el acúfeno.
Una vez hayamos hecho una exploración completa, un diagnóstico del posible origen del acúfeno, y el tratamiento correspondiente, es muy importante, para una buena evolución, intentar convivir con el acúfeno, enmascararlo en lo posible y seguir los consejos del especialista.