Adaptar los audífonos correctos. Indicarlos bien.

Cada vez son más las personas usuarias de audífonos. Parece que se vence la reticencia de las personas que, tradicionalmente, rechazaban el uso de audífonos, por considerarlos signo de vejez, símbolo de discapacidad, faltos de atractivo, incluso molestos e incapaces de solucionar su problema.
Las cosas están mejorando, y conforme pasa el tiempo son menos los reticentes, y más los que disfrutan de poder volver a oír correctamente.
Pero si queremos que la utilización de audífonos aumente y llegue a la mayor parte de personas que los necesitan, los profesionales debemos alcanzar la excelencia en todos los aspectos del proceso de tratamiento de la hipoacusia, y evitar responsabilizar a la reticencia tradicional y a los antiguos audífonos el origen del problema.
Los especialistas deben valorar correctamente la audición del paciente, y recomendar audífonos a los pacientes que se pueden beneficiar de ellos. A todos ellos, y solo a ellos.
Los audioprotesistas deben adaptar los mejores audífonos en cada caso. Evitando adaptar audífonos que no resuelvan el problema del paciente, aunque, por tamaño, precio, o discreción el paciente los prefiera.
Debemos tener en cuenta que cada paciente descontento provocará que otros pacientes, que podrían beneficiarse de unos audífonos, no lo hagan.