El oído cansado

Es habitual cuando llegamos a la mediana edad darnos cuenta que no leemos con la misma facilidad de antes. Enseguida asumimos que comienza la vista cansada o presbicia, y comenzamos a usar gafas para leer, el ordenador, etc..
Sin embargo, cuando vamos perdiendo oído y nos perdemos parte de las conversaciones, o del disfrute de la música, pocas veces consideramos la conveniencia de unos audífonos. Nos parece que es para viejos. ¿Como creéis que podemos cambiar este estado de cosas?, ¿No pensáis que es el momento de reivindicar el uso de ayudas auditivas cuando son convenientes, y no sólo cuando son imprescindibles?