Escuchar por los huesos.

Cada vez es más habitual el uso continuado de auriculares para escuchar música, o la radio, etc. mientras hacemos cualquier otra actividad, ya sea caminar por la calle, hacer deporte, mientras vamos en el bus, el tranvía, el metro, etc. En resumen, casi en cualquier actividad de la vida diaria.
Ya hemos advertido en muchas ocasiones del peligro que supone el uso abusivo de dichos auriculares si el volumen es excesivo.
Pero además, su uso puede entrañar otros riesgos. El más frecuente es el no escuchar los ruidos de tu entorno. Si vamos por la calle podemos no oír el tráfico que nos rodea y provocar un accidente de imprevisibles consecuencias.
También ocurre en ocasiones que su uso puede no ser conveniente o posible por alteraciones de nuestros oídos. Infecciones, cerumen, perforaciones del tímpano, etc pueden condicionar el uso de los auriculares.
Actualmente disponemos en el mercado de auriculares de transmisión ósea, es decir, transmiten el sonido a través de los huesos del cráneo, con lo que dejan libres nuestros oídos y podemos escuchar el resto de los sonidos de la calle.
Son dispositivos que habitualmente se colocan en contacto con los pómulos y, a través de los huesos estimulan al oído interno, haciendo llegar el sonido a las células sensoriales del caracol.