Los niños y el ruido.

La contaminación acústica en nuestro entorno es un factor ambiental que nos molesta y que además perjudica nuestra salud. Todos podemos ser afectados por la exposición a ruido excesivo, pero es muy importante que valoremos el efecto que el ruido produce en los niños, ya que estos no pueden, en muchas ocasiones, alertarnos de que están sufriendo los efectos negativos del ruido.
Según el estudio “Ruido y Salud”, elaborado por el “Observatorio Salud y Medio Ambiente de DKV Seguros y GAES”, con la colaboración de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), los niños son más vulnerables que los adultos frente a los efectos del ruido, y pueden padecer consecuencias más graves por su exposición al ruido,  y es que el ruido puede afectarnos incluso antes de nacer. Desarrollarse en un entorno ruidoso puede alterar la salud del feto y del recién nacido. Puede provocar pérdida auditiva o retraso en el crecimiento, si la madre ha estado expuesta a ruido crónico durante el embarazo.
Se calcula que cada año se pierden en Europa 45.000 años de vida saludable por el deterioro cognitivo producido por ruido ambiental en los niños.
Los niños que viven en hogares ruidosos pueden presentar un desarrollo cognitivo y del lenguaje mas tardío o menor,  y además presentan peor comprensión para la lectura, pueden sufrir déficits de atención  y memoria  y pueden aparecer efectos negativos en su autoestima o generar ansiedad.
La contaminación acústica es un problema que podemos mejorar  cambiando algunos hábitos, tan sencillo como no elevar en exceso el volumen cuando usemos reproductores de música, cuando veamos la televisión o escuchemos la radio; respetar las horas de descanso y evitar los ambientes ruidosos. Nuestra salud lo agradecerá si podemos gozar de un entorno más silencioso.