Los niños y la hiperacusia.

No es frecuente oír hablar de niños que padecen acúfenos o hiperacusia (demasiada sensibilidad a los ruidos), probablemente porque su forma de manifestarlo no es fácil de comprender o diagnosticar. En realidad, cuando son pequeños no son capaces de explicar lo que les ocurre.

Pero aunque a los niños les resulte complicado explicar sus sensaciones, si que pueden presentar algunos síntomas que nos pueden hacer sospechar la presencia de acúfenos o de hiperacusia, como problemas de atención y concentración, insomnio, depresión, falta de descanso, lloro o desasosiego ante la exposición a sonidos intensos, etc,

Los padres deberían estar alerta ante un niño que responde negativamente a los sonidos cotidianos, como el de la vajilla, el aspirador, el ladrido de los perros, los ruidos del tráfico. Los niños con hiperacusia pueden llorar, taparse los oídos o gritar ante una exposición sonora, aún a niveles de sonido que podemos considerar normales.

Si algún niño de tu entorno tiene comportamientos que pueden encajar en estos síntomas, es conveniente que acudas al especialista para un estudio de la audición del niño.