Los ruidos nocturnos.

Habitualmente hablamos de los ruidos fuertes, que afectan a nuestros oídos. Que producen acúfenos y pérdida de audición.
En el caso de estos ruidos hablamos de los 80-85 decibelios como el volumen al que son nocivos. En realidad, la OMS aconseja no pasar de los 60-65 decibelios cuando se trata de escuchar música con auriculares.
Pero no debemos olvidar que el ruido puede tener otros efectos indeseables aunque sea a menor volumen, dependiendo de la situación, el horario, etc. Efectos que pueden afectar al organismo de muchas formas.
Muchas de las denuncias que reciben los ayuntamientos por ruido se refieren al ruido producido en horario nocturno, sobre todo por actividades de ocio.
Son ruidos menos elevados pero que molestan a las personas que pretenden dormir. Y no afectan a su audición, pero producen insomnio, fatiga por falta de sueño, incluso problemas cardiovasculares, del sistema nervioso, etc.
Hay que respetar el derecho al ocio de las personas, pero es importante cumplir la legislación sobre ruido, para respetar el descanso de los demás.