¿Oye mi hijo?. Diagnosticar a tiempo.

Siempre ha sido importante diagnosticar pronto la hipoacusia infantil; pero ahora, con los programas de atención temprana y la utilización de prótesis o implantes desde los primeros meses de vida, adquieren una importancia mucho mayor.
Desde hace unos años, en casi todas las comunidades autónomas, al igual que en otros países de nuestro entorno, se realiza la detección de la hipoacusia infantil, en todos los niños recién nacidos, con lo que se ha conseguido reducir la edad de diagnóstico de la hipoacusia de los 2 y medio años a los primeros meses de vida.
Pero puede ocurrir en algunos casos que el niño, que pasó sin problemas el protocolo de detección de hipoacusia, desarrolle en los primeros meses una pérdida de audición.
Por ello no debemos bajar la guardia, y debemos seguir atentos a posibles signos de pérdida de audición del niño.
Además de su comportamiento ante ruidos fuertes, como palmadas, el timbre de la puerta, etc., debemos observar el desarrollo del habla o lenguaje en el niño.
Durante el primer año de vida, el niño debe emitir sus primeros sonidos, que son vocalizaciones y, mas adelante, retahilas como “blablabla..” “dadadada..”, y silabeos, que suelen estar presentes hacia los 9 meses de edad.
A partir de ahí, y progresivamente, el niño agrupará mejor los sonidos y empezará a modular el tono de la voz, imitando las entonaciones del habla, protestando, canturreando, mostrando alegría o extrañeza, llamando insistentemente etc.
También comenzará a usar palabras sencillas en forma de bisílabos, del tipo de “mama” y “papa” (aunque todavía, en realidad, no sea capaz de entender lo que significan).
Es importante comprobar en esta etapa, que el niño claramente mira y presta atención cuando alguien habla, aunque no sea a él.
Y por supuesto, observar que utiliza su voz para relacionarse con el entorno. Que llama, responde si le hablan, protesta, etc.