¿Por qué hay más pacientes con acúfenos?

Desde hace unos meses, tras el comienzo de la pandemia de covid-19, en las consultas de Otorrinolaringología hemos tenido la sospecha de que acudían más pacientes que presentaban acúfenos y/o pérdida de audición.
Al principio, a falta de estudios que demostraran este aumento de frecuencia, los profesionales hemos intentado explicarnos la razón o razones de este posible aumento. 
Pensamos que una de las razones para el aumento de los acúfenos podía estar en la ansiedad y/o estrés que producía la pandemia y sus consecuencias: el confinamiento, los problemas laborales y económicos, la incertidumbre y el miedo al contagio, propio o de familiares. En el caso de los problemas de pérdida de audición, podíamos atribuirlo también al uso de mascarillas, ya que impiden la lectura labial y de los gestos  faciales, además de amortiguar la voz del que habla, en unos 6 decibelios.
Durante todos estos meses los profesionales de la Otorrinolaringología hemos sospechado que, además, tenía que haber alguna razón más directamente relacionada con el coronavirus para este aumento de síntomas auditivos.
Más tarde, con el uso de las vacunas también hemos constatado la aparición de acúfenos en algunos pacientes, que los relacionan con la administración de algunas vacunas. En un artículo anterior hablábamos de un estudio realizado en Reino Unido, donde hablaban de los acúfenos como un efecto secundario muy raro de la administración de la vacuna. En concreto hablaban de un caso de cada 24000 personas.
Ahora tenemos un estudio de la Universidad de Manchester, realizado por Kevin Munro, que ha revisado 56 estudios sobre la relación de los problemas de oído y la covid-19, y ha presentado sus conclusiones en el "International Journal of Audiology".
Según este estudio, las secuelas auditivas de la infección por el SARS-Cov2 afectarían hasta al 14,8 % de  los pacientes. En concreto, el 14,8% padecería acúfenos, el 7,6 % pérdida de audición y el 7,2 % vértigo.
El problema actual es que desconocemos la evolución posterior de estos síntomas, y la actitud terapéutica más conveniente en cada caso. Es necesario hacer más estudios que nos ayuden a conocer a que nos enfrentamos y podamos ayudar mejor a nuestros pacientes.