Solucionar la pérdida de audición.

Desde tiempos inmemoriales se han utilizado distintos artilugios para mejorar la audición. Desde cuernos huecos, hasta hojas colocadas en forma de embudo en el oído.
En las ruinas de Pompeya se encontraron objetos de bronce en forma de embudo utilizados para oír mejor. Estos dispositivos en forma de embudo, de distintos materiales, formas y tamaños se usaron a lo largo de siglos, incluso hasta el siglo XX.
En el siglo XIX aparecen los llamados "tubos flexibles" que constaban de un embudo metálico o de otros materiales rígidos (concha, nacar, marfil, etc.) unido mediante una manguera flexible a un pequeño botón perforado, que se introducía en el conducto auditivo.
También aparecen dispositivos metálicos ricamente decorados que, situados tras las orejas, ampliaban su superficie y ayudaban a oír.
En 1900 se patenta el primer audífono eléctrico. Eran dispositivos de gran tamaño, que se portaban en pequeños maletines, y que funcionaban mediante enormes baterías de escasa duración.
A lo largo del siglo XX aparecen numerosos modelos de audífonos, cada vez más pequeños y prácticos. Aunque hay que esperar hasta los años 50, con la aparición del transistor, cuando los audífonos disminuyen de tamaño de forma espectacular, y además ganan en tecnología, con lo que se populariza su uso progresivamente.
La aparición de los audífonos digitales y la aplicación de las últimas tecnologías programables han propiciado el gran desarrollo actual de las ayudas auditivas.
No debemos olvidar el ingente número de personas que dirigieron sus esfuerzos al desarrollo de los dispositivos que mejoraran la comunicación de las personas con problemas auditivos.
Les dejo imágenes de alguno de estos antiguos dispositivos.