Sordera y vértigo.

Hay pacientes que padecen a la vez sordera y vértigo. Es lógico si pensamos que en el oído interno se sitúan los receptores de la audición y del equilibrio.

Quizás la enfermedad más famosa en la que se asocian la hipoacusia, los acúfenos y el vértigo sea el síndrome de Ménière.
En este síndrome lo característico son las crisis de vértigo giratorio, acompañadas de hipoacusia unilateral y acúfeno o plenitud de oído.
Normalmente el vértigo cede en unos días, se recupera la audición, a veces no totalmente, y persiste el acúfeno.
Con el tiempo es probable que aparezcan nuevas crisis de vértigo, y es habitual que, con cada una de ellas, empeoren la pérdida de audición y el acúfeno.
Con el paso de los años, en algunos casos, la repetición de las crisis de vértigo pueden producir la sordera total del oído afecto. También en ocasiones acaba afectándose el otro oído, convirtiéndose en un Ménière bilateral.
Pero, a pesar de tratarse de una enfermedad crónica, que condiciona la vida de los pacientes, existen distintos tratamientos que son capaces de mantener las crisis a raya y procurar una importante mejora en la salud de los pacientes. Desde tratamientos con medicamentos por vía oral, o inyecciones intratimpánicas de distintos fármacos, hasta cirugías como la laberintectomía o el implante coclear.