Cuidar el oído. La importancia de la nariz.

Hablamos en ocasiones de los cuidados que tenemos que tener con el oído para conservar la salud auditiva, con consejos como evitar el uso de bastoncillos y otros instrumentos para limpiar el cerumen, evitar los ambientes muy ruidosos, el uso prolongado de auriculares con volumen elevado, acudir a revisiones auditivas periódicamente, tratar las otitis precozmente, etc..
Hoy queremos recordar que el oído no es un órgano aislado, y que sus alteraciones, en muchas ocasiones, están relacionadas con órganos de vecindad.
Muchas veces el origen de una alteración auditiva está en la nariz. Los procesos inflamatorios de las fosas nasales, los senos paranasales y/o la faringe son capaces, en muchas ocasiones, de producir alteraciones inflamatorias del oído.
Las otitis suelen estar en relación con estos procesos infamatorios. A todas las edades, pero particularmente en los niños.
No olvidemos que la alteración auditiva más frecuente en la infancia es la producida por la otitis media secretora, el acúmulo de líquido en el oído medio, cuyo origen está en las alteraciones de la trompa de Eustaquio, que comunica el oído medio con la rinofaringe, en la parte posterior de la nariz.
Por ello, cuando queremos proteger la audición, tenemos que vigilar también la salud de las vías respiratorias superiores. Mantener limpias las fosas nasales, evitar o tratar los procesos catarrales, las rinitis y sinusitis, la adenoiditis e hipertrofia adenoidea, tan frecuente en los niños, etc.
Es importante mantener sano el aparato respiratorio, las fosas nasales, senos, faringe, etc. para evitar los procesos inflamatorios  del oído medio y la consiguiente pérdida de audición.