Aún me defiendo.

En muchas ocasiones, en nuestras consultas, hay pacientes que acuden porque la familia, o los amigos o en el trabajo, les han dicho que no oyen bien.
Y, efectivamente, después de una exploración ORL y una pruebas auditivas comprobamos que el paciente tiene una pérdida de audición, y de las que no tienen otro tratamiento que adaptar prótesis auditivas.
Y cuando les das el diagnóstico y propones el tratamiento, en muchos casos, aunque cada vez menos, afortunadamente el paciente expresa sus dudas o reticencias: "todavía me defiendo", "¿no soy muy joven para llevar aparatos?, "¿Cuanto me van a costar?", "¿no son muy caros?", "y si no me acostumbro?", "me puedo poner solo en un oído, o en los dos"
Y actualmente las respuestas pueden ser más claras y concisas. Con la tecnología actual que usan los audífonos y con una correcta adaptación por parte de profesionales cualificados el éxito está prácticamente asegurado.
Tenemos que olvidar los tiempos en los que los audífonos poseían una tecnología antigua y obsoleta, cuando las prestaciones eran menores y los sistemas no estaban perfeccionados, los audífonos existentes no eran idóneos para cubrir según que necesidades. Pacientes con pérdidas importantes de audición se beneficiaban mucho, pero otros con pérdidas leves o moderadas no les sacaban el rendimiento apetecido.
El enorme desarrollo tecnológico de las prótesis auditivas, la existencia de modelos que son capaces de cubrir cada necesidad ha cambiado radicalmente la adaptación de prótesis en todos los pacientes.
No debemos olvidar que cuando no adaptamos prótesis para oÌr bien, se produce una falta de información auditiva en el cerebro del paciente que propiciará un deterioro de la comprensión, afectando a la calidad de vida de la persona muy negativamente.