El acúfeno más molesto.

Para hacer un correcto diagnóstico del acúfeno habitualmente se hace una prueba llamada acufenometría. Dicha prueba, similar a una audiometría, intenta descubrir de una forma subjetiva, la frecuencia y la intensidad o volumen del acúfeno que sufre el paciente.
En muchas ocasiones nos puede servir, para realizar la prueba, un audiometro normal, pero en ocasiones, si el acúfeno es de frecuencia elevada, es decir, muy agudo, puede ser necesario utilizar un audiómetro de altas frecuencias, con el que se pueden explorar sonidos de hasta 18 KHz.
Una vez que hemos comprobado que frecuencia y volumen tiene el acúfeno podremos realizar con más efectividad el tratamiento con enmascaradores, etc.
En estudios realizados en pacientes a los que se les practicaron estas pruebas se ha comprobado que:
  1. Con el audiómetro de alta frecuencia puedes reconocer acúfenos de alta frecuencia que no descubriría el audiómetro convencional.
  2. Que los acúfenos de frecuencias más altas son los que más molestias le producen al paciente.
  3. Que no hay relación entre la intensidad o volumen del acúfeno y la molestia que le produce al paciente que lo sufre.