La importancia del diagnóstico precoz.

Desde hace años ya se conoce el grave perjuicio que la hipoacusia severa o profunda produce en el niño desde los primeros meses de vida, ya que interfiere gravemente con el desarrollo normal del habla y el lenguaje oral.

Por ello se considera de tanta importancia identificar a los niños sordos cuanto antes. Estos niños deberían identificarse antes de los 3 meses de edad y la intervención o tratamiento comenzar antes de los 6 meses. Algo que se considera fundamental para iniciar el apoyo que permita prevenir las secuelas del déficit auditivo.

Sin embargo, la edad promedio del diagnóstico de la sordera congénita, antes de la aparición de los programas de cribado auditivo neonatal se situaba en los 2 o 2,5 años, demasiado tarde para comenzar un tratamiento que permitiera al niño un desarrollo correcto del lenguaje.

Parece claro que un programa de detección precoz universal de la hipoacusia infantil puede ser muy rentable.