Pérdida de audición repentina.

La pérdida de audición brusca o repentina puede ocurrir por muchas y variadas razones.
Lo más frecuente es que se trate de un tapón de cera hinchado por el agua de la ducha, por ejemplo, con una solución fácil y rápida extrayendo el tapón.
En otras ocasiones puede ser un proceso catarral que produzca una tubaritis u otitis serosa, con acúmulo de moco en el oído. También podremos solucionarlo con un tratamiento sencillo.
Pero en ocasiones, la pérdida de audición repentina es producida por una lesión en el oído interno o el nervio auditivo, sin causa aparente. Es la denominada sordera brusca o súbita.
No es una enfermedad frecuente, pero es importante saber que su solución no es fácil, que en ocasiones no se recupera y, sobre todo, que las posibilidades de recuperación son mayores si el tratamiento se inicia precozmente, en las primeras horas.
Por ello es importante acudir al médico en caso de una pérdida auditiva repentina e iniciar el tratamiento precozmente.