Recordando los efectos del ruido

La consecuencia de la exposición diaria y continuada al ruido es la
pérdida de sensibilidad o una disminución de la capacidad auditiva, la cual a su vez
puede ser temporal o permanente.

La perdida permanente se origina como consecuencia de una exposición
a ruido intensa y tras varios años de exposición. Se trata de una
hipoacusia de percepción o neurosensorial y el daño es generalmente irreversible.

Una única exposición a un ruido brusco e intenso de nivel de pico muy
elevado puede producir la rotura del tímpano o daños en la cadena de
huesecillos del oído medio, además de producir daños en el oído interno.

Además de la pérdida auditiva la exposición continuada al ruido produce otros efectos negativos:
Respiratorios: aumento de la frecuencia respiratoria
Cardiovasculares: hipertensión arterial
Digestivos: Aumento de la incidencia de úlceras gastroduodenales
Sistema nervioso: Trastornos del sueño. Cansancio e irritabilidad