Sordera repentina.

En esta época del año en la que se multiplican los baños en piscinas y playas, también aumentan de manera considerable las ocasiones en las que, tras el baño, se nos tapona un oído, dejamos de oír de repente. Casi siempre se debe a la presencia de un tapón de cerumen en el conducto auditivo externo, que se humedece aumentando su tamaño y cerrando por completo el conducto, con la consiguiente sensación desagradable de taponamiento, sordera, ruido en el oído, incluso a veces, algún mareo.
La solución es sencilla, acudir al especialista y extraer el tapón de cerumen. El excesivo cúmulo de cerumen también puede ocasionar que se produzca alguna infección por el exceso de humedad.
Pero si se produce la pérdida auditiva repentina, aunque lo frecuente sea el tapón de cerumen, no debemos olvidar que puede tratarse de una sordera busca, entidad diferente que requiere tratamiento precoz para conseguir la recuperación auditiva, por lo que no debemos restar importancia a esa pérdida auditiva repentina, y lo mejor es acudir al médico para un diagnóstico correcto de lo que está ocurriendo.