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Los implantes son una de las soluciones auditivas más efectivas que existen para personas con hipoacusia y para aquellas a las que los audífonos no les resultan suficientes. Dependiendo del tipo de pérdida auditiva, los especialistas nos recomendarán un implante coclear o un implante osteointegrado. En el siguiente post te explicamos la diferencia entre ambos y en qué casos resulta más indicado cada uno.
La principal diferencia entre un implante coclear y un implante osteointegrado es que el primero se recomienda para personas que tienen la cóclea con la función limitada o dañada, mientras que el segundo se prescribe a personas cuya pérdida de audición es de tipo conductiva o mixta (también neurosensorial) y la cóclea sí que les funciona bien.
En el caso del implante coclear, hablamos de un dispositivo médico electrónico que sustituye la función del oído interno dañado. Tiene dos partes: una externa, llamada procesador de sonido, y una interna, que se ubica en el oído interno mediante una intervención quirúrgica sencilla. El procesador recoge y transmite el sonido, codificado digitalmente, a la parte interna del sistema, que convierte estas señales en impulsos eléctricos y estimula así el nervio auditivo. Éste envía los impulsos al cerebro, donde se interpretan como sonido.
Un implante coclear se suele recomendar en los siguientes casos:
El implante osteointegrado se ha convertido por su parte en una de las mejores alternativas para personas con problemas de audición en el oído externo o medio. De hecho, sólo en España, ya son cerca de 3.000 personas las que se han beneficiado de esta solución auditiva. Este tipo de implantes trasladan el sonido a través del hueso directamente al oído interno en forma de vibraciones y sin forzar el conducto auditivo.
Hay tres tipos de hipoacusia o pérdida auditiva en las que este tipo de implante puede ser el más adecuado:
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