Hongos en el oído.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de la frecuencia de la otitis externa durante el verano. Los baños en las piscinas o en la playa condicionan la aparición de la típica otitis del bañista. Cualquier persona está expuesta a padecerla, aunque sea más frecuente en personas con problemas de la piel del conducto auditivo, como la dermatitis o eccema.
La otitis externa es una infección del conducto auditivo externo muy dolorosa, que produce inflamación de las paredes del conducto, que acaba cerrándolo, produciendo además del dolor, pérdida de audición, sensación de taponamiento, secreción serosa o purulenta, incluso fiebre.
Normalmente requiere tratamiento, habitualmente con gotas de antibiótico tópico y algún antinflamatorio y/o calmante. Pero en ocasiones, a pesar del tratamiento correcto, la infección no se cura, el dolor sigue. En esos casos debemos sospechar que pueda ser una infección por hongos u otomicosis, que con cierta frecuencia pueden colonizar en la humedad del conducto, sobre las secreciones, produciendo picor, dolor, etc.
Si es así, deberemos prescribir otro tratamiento diferente. Lo mejor en este caso es acudir al especialista que hará el diagnóstico y pondrá el tratamiento necesario.