La pérdida auditiva profunda impide oír una conversación y sonidos por debajo de 95 dB.
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La pérdida auditiva profunda es aquella por la que la persona afectada no puede oír sonidos inferiores a 95 decibelios (dB). Con esta limitación es imposible procesar y entender la gran mayoría de sonidos cotidianos a no ser que quién la padece utilice una solución auditiva, como puede ser un audífono o implante coclear.
La pérdida auditiva profunda es la más limitante de las existentes. Los síntomas por tanto son más evidentes:
Si presentamos alguno de los síntomas relacionados con la pérdida de audición profunda deberíamos acudir lo antes posible a un centro especializado donde se nos ofrecerá un diagnóstico tras una revisión auditiva que consta de tres pasos:
Si nos diagnostican pérdida auditiva profunda, será el propio especialista el que nos indique la mejor solución. Dependiendo de los resultados de la audiometría y del estilo de vida, el audioprotesista puede recomendarnos una de estas dos soluciones:
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