Tres noticias se complementan esta semana para dar argumentos sobre porque la pérdida de audición en edad adulta es la sexta enfermedad más común entre los países desarrollados. Las tres coinciden en el mismo punto: el exceso de decibelios tiene consecuencias directas sobre la capacidad auditiva.
La primera noticia tiene un marco legal: la Unión Europea ha aprobado una normativa por la que todos los reproductores de música (MP3 y móviles) deberán tener un límite estándard de 85 decibélios. Un informe elaborado ya hace cino años por el Comité Científico de Riesgos Sanitarios Emergentes estimaba que hasta diez millones de ciudadanos europeos ponían en riesgo su capacidad auditiva al escuchar música fuerte en su reproductores MP3.
La segunda noticia es un aviso. En este caso para los australianos, pues según un informe sobre la salud auditiva en Australia, realizado por la agencia Australian Hearing para el gobierno federal, uno de cada cinco australianos escucha habitualmente música alta a través de auriculares. Y el 60% de ellos suele poner el volumen por encima de los niveles de seguridad (85db) . Lo peor: uno de cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años duda que exista una relación entre la exposición a ruidos fuertes y los daños auditivos a corto plazo. Tampoco saben que el 70% de los jóvenes de 18 a 34 años han padecido tinnitus de manera notable en algún momento.
Y la tercera y úlitma noticia es un ejemplo y aviso para navegantes. Pues Adrian Utlay, el guitarrista de Portishead, ha reconocido que tiene una pérdida de audición moderada en ambos oídos, a causa de tocar y escuchar música fuerte durante muchos años. En una reciente entrevista, Utley alertaba a otros músicos y aficionados: “Ten mucho cuidado porque una vez que se pierde la capacidad auditiva, no se recupera”.