El nivel máximo de ruido recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se sitúa en los 65 decibelios (dB). Y según un estudio elaborado por GAES Centros Auditivos, 6 de cada 10 españoles se exponen a diario y como mínimo durante dos horas a sonidos que alcanzan ese registro. Y peor aún: casi nueve millones de españoles conviven con registros superiores a esos 65 dB. Estos datos se publicitan hoy coincidiendo con el Día Mundial de la Concienciación Contra el Ruido, en la que un grupo de superhéroes, los Ruidomen, han intentado silenciar esta contaminación acústica en diferentes ciudades españolas.
Los superhéroes se han desplegado bajo el lema de Silencia el Ruido en Madrid, Oviedo y Alicante, donde han concienciado a los transeúntes con los que se iban encontrando sobre la necesidad de evitar una exposición prolongada a altos niveles sonoros. Sus argumentos son difíciles de rebatir: el exceso de ruido prolongado puede llegar a derivar en dolencias y patologías para nuestra salud que van más allá de los efectos auditivos adversos propios de la exposición sonora. Los trastornos psicológicos, la ansiedad, el estrés, la depresión, las alteraciones del sueño e incluso ciertas enfermedades cardiacas, como angina de pecho o infarto de miocardio, son algunos ejemplos.
Otro aspecto preocupante es que la pérdida auditiva inducida por este exceso de ruido está apareciendo cada vez más en personas jóvenes. Hasta ahora, la presbiacusia (pérdida de audición ligada al envejecimiento) se producía alrededor de los 65 años. Pero la tendencia empieza a cambiar debido a la citada contaminación acústica. Uno de los motivos es el uso de auriculares de botón, con los que se alcanzan fácilmente los 90 dB.
El caso de España es además particular, pues, según informó la OMS en 2014, es el segundo país más ruidoso del mundo después de Japón. Es más, el 72% de los españoles reconocen que la ciudad en la que viven presenta un exceso de ruido. Si a ello le sumamos determinados ambientes laborales –aeropuertos, obras o discotecas– el riesgo de pérdida auditiva se multiplica.